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Creer o no creer como decis

Publicado: 2019-06-11


Solo entre enero y febrero de este año, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables ha registrado la atención de más de 1600 casos de violencia sexual. Cuando repito la cifra en voz alta, no me perturba: es solo un número. Un número que no transmite nada y que ni siquiera está cerca de reflejar la realidad de la problemática de la mujer en este país.

La verdad que las estadísticas no logran retratar es que todas las mujeres, sin excepción, escondemos al menos una historia de violencia sexual: desde acoso callejero hasta penetración no consentida. En menor o mayor grado, todas hemos sido víctimas, aún cuando seamos incapaces de identificarlo por lo naturalizadas que algunas prácticas están o porque todavía no se ha legislado a partir de ellas. Una vez que somos consciente de ello, nos toca asumir un posición política al respecto, llevar la violencia sexual desde lo privado hacia la esfera pública que es en donde se debaten los temas de trascendencia nacional. ¿Cómo hacerlo con un sistema judicial que nos juega en contra y tipifica las lesiones corporales en base a los días de descanso médico que un médico legista dicta?

No todos los casos de violencia sexual son iguales, no en todos se ejerce violencia física, no todos dejan huellas, no todos cuentan con videos probatorios. A veces -de hecho, muchas veces- con lo único que cuenta la víctima para probar el delito es con su testimonio. Al que tiene que aferrarse, además como una leona porque los cuestionamientos van a ser tan duros, que una misma termina por ponerlo en duda. ¿Acaso exageré?, ¿y si no fue así?, ¿y si me estoy equivocando?, ¿y si yo tengo la culpa?

El “hermana, yo te creo” se ha malinterpretado como una demanda de los feminismos a creer en la mujer solo por el hecho de serlo o como la imposición de la creencia de que ninguna mujer miente. Si eres uno de lo que piensas así, es recomendable un trabajo reflexivo urgente, porque sostener cualquiera de estas posiciones solo denota una profunda ignorancia sobre la violencia sexual y en general, sobre la violencia estructural que oprime a las mujeres.

La frase “hermana, yo te creo” es una posición política que tiene como finalidad intentar construir un espacio seguro para las mujeres víctimas que deciden hablar, a pesar de que ello implique un sinfín de ataques. Es una posición política porque remece la estructura actual planteando algo que hasta hace poco era impensable: las mujeres somos capaces de rebelarnos. La revalorización de la palabra de la mujer es el punto inicial para cualquier posibilidad de cambio en la sociedad: las mujeres hemos sido silenciadas por mucho tiempo, hemos sido perseguidas, nos han tildado de locas, histéricas, de exageradas. Históricamente nuestra palabra nunca ha sido escuchada porque nos necesitaban sumisas.

Por todas estas razones, elegimos creer como nuestra resistencia. No cambiaremos esta frase por alguna que incomode menos como “hermana, yo te escucho”. En este país en donde todo es justificable, no basta solo con escuchar. Creer es nuestra forma colectiva de supervivencia.


Escrito por

Suiry Sobrino Verástegui

Periodista especialista en género, tuitera y activista contra el acoso sexual. @suiGnris


Publicado en

Sui Géneris

Temas coyunturales abordados desde una perspectiva de género.